El faro me señala las rocas para que me estrelle contra ellas, pero soy lo suficientemente cobarde como para hacerlo a medias. Magullado pero entero, pienso que quizá mañana consiga quebrar los peñascos con mis huesos. En el espeso cielo nocturno el destello volverá a aparecer tan seductor como venenoso.
Un dibujo que es un entretenimiento previo a otros mayores (espero) que están por venir. Empiezo con lápiz, el color es digital y ahora pretendo llevarlo a un soporte más tangible, pero no veo claro como hacerlo sin traicionar mucho el color. Hay cosas mejorables, pero eso no importa, lo que me preocupa no es el dibujo, sólo el color. Ni siquiera me preocupa este dibujo, sino los que vendrán. Mientras, seguiré divirtiéndome.