Poner título es una tarea complicada, puede acotar demasiado el sentido de una obra. Aunque no hacerlo resulta a veces un tanto cobarde, o puede que si no hay nada que contar sea una muestra de honestidad. La decisión de no titular pero añadir un subtítulo siempre me pareció como esos chistes privados que solo entiende el que lo cuenta y sus amigos.
La mesura es importante a la hora de titular. Tomárselo demasiado en serio puede resultar cómicamente pretencioso, como si al anterior dibujo lo llamase "Obsesión". Tomárselo a la ligera puede ser simplemente cómico, un ejemplo sería denominar al mismo dibujo: "Migraña".
No hay comentarios:
Publicar un comentario