La bufanda de Ariadna

Hay quien es capaz de interpretar mapas a la perfección, otros no los necesitan para orientarse y por último  los hay capaces hasta de perderse en su propia habitación. El sentido de la orientación es una habilidad espacial, aunque hay muchas otras formas de estar perdido además de las geográficas. Tiendo a perderme en tonterías, a veces pese a tener un hilo como el de Ariadna recordándome el camino. Me pasa también con los dibujos, que suelo hacer sin demasiadas pruebas, y por eso acaban quedando por el camino detalles que eran importantes inicialmente.

Noche de verano

Este año no ha habido muchas noches de verano de las de dormir con la ventana abierta y escuchar toda la noche el sonido de los grillos. De hecho, no recuerdo haber escuchado mucho a los grillos este verano, sí a una escandalosa lechuza y también el movimiento de un erizo en busca de alimento. Puede que por eso no hubiese grillos.

El mito de Titono explica el origen del sonido que hacen estos animales, que en lugar del "cri, cri" era "mori, mori, mori". No debía ser agradable aguantar escucharlo continuamente durante las asfixiantes madrugadas de agosto.

Al final en este dibujo ha quedado poco más que el grillo, tendría que haber hecho algo con el resto. Pero repetir dibujos se vuelve pesado cuando todavía hay otros en mente.

Esperando el bus

Los viajes en bus o en tren junto con sus esperas en paradas o estaciones son un buen momento para observar. Mirar lo que hay dentro o fuera de uno mismo, aunque a veces se confunda un poco lo uno con lo otro.

Nube

Los hay que vivimos siempre en las nubes. Es fácil encontrar entre ellas alguna con silueta de persona o forma de dragón, por supuesto volador. Lo complicado es que uno vislumbre a partir de un contorno anodino, poco más que un paralelepípedo con patas, un armario del que salen volando por una puerta entreabierta los vestidos y abrigos colgados de sus correspondientes perchas. Quizá cuando repita el dibujo a un tamaño mayor sustituya al dragón por el armario.

Hace un par de días, en un magnífico concierto, Germán Díaz nos informó de la inminente celebración del II Congreso Internacional de Observadores de Nubes. Aunque por mucho que mire al cielo será difícil que me encuentre algún día con estas insuperables nubes.

Encuentro

Hoy, un dibujo sencillo. Partió de una idea para un relato que era demasiado rígida formalmente y de repente me apeteció hacer algo para divertirme, el tipo de ilustración que hubiese querido dibujar de niño.

Cuervo

Este dibujo lo hice hace tiempo para otra persona. Es una extraña felicitación, pero el destinatario la entiende perfectamente. Algunas cosas las improvisé y hoy las cambiaría, otras no.

¿Cuánto pesa 1 kg de fantasmas?

Los miedos paralizan y lo hacen de forma irracional. No son comparables ni ponderables. Insignificancias como una araña o hablar en público pueden no ser tan irrelevantes para todo el mundo.

El hallazgo de las máscaras

Esta idea precede a máscaras y espejos. La esbocé en un pequeño bloc y hace tiempo que quería repetirla, pero una vez acabada he recordado que no era la forma en la que quería volver a hacerla. siempre se puede intentar de nuevo.

De niño estaba obsesionado con encontrar pasadizos detrás de bibliotecas antiguas y cualquier pequeño indicio me hacía pensar en habitaciones secretas que había que averiguar como acceder a ellas. Supongo que existen niños con los que hay que ser prudente a la hora de avivar su imaginación y mi abuelo nunca lo fue en ese aspecto. 

Repetición

Dándole las mismas vueltas a la cabeza una y otra vez, y otra, y otra, y otra...

Sucesión monárquica

Esta ilustración es para un cuento todavía imaginario. Hay una serie de ideas e imágenes, una introducción, parte de un nudo y nada parecido a un desenlace. A veces el problema es que hay demasiados finales posibles y ninguno es el adecuado. En este caso el problema quizá esté en el principio, en no tener claros el objetivo y la razón de la historia. Puede que deba dedicarme a ilustrar sólo cuentos inexistentes y olvidarme de las preguntas.

Hacia el faro

Este dibujo sé de donde salió: de un texto que escribió mi amiga Anna. No consigo localizar aquel escrito, pero la idea de colaborar era más bien tener una excusa para dibujar y escribir pequeñas ideas. Hice poco más que un boceto a lápiz al que luego di color. Nada que haya llegado más lejos, pero fue divertido. 

Huida

No sé muy bien de donde salió este dibujo, en realidad deben ser dos ideas diferentes que colisionaron y dejaron este resultado. La mujer escapa de un peligro (desconocido para nosotros) y acaba frente a otro (sin que podamos advertírselo).

Como con Escila y Caribdis, huir de una amenaza hace que acabes en las fauces de la otra. Este dibujo acabó siendo una pequeña muestra de mi indecisión o indefinición, incapaz de seguir un camino, tiro por el medio. Quizá debiera elegir y enfrentarme a una de las dos posibilidades, quizá esté bien así y la ruta intermedia sea la decisión a tomar.

Cama ideal

De niño se puede desear que ocultarse bajo las sábanas sea suficiente defensa ante fantasmas, vampiros o cualquier tipo de monstruo. Puede parecer inocente, pero cada uno lucha con las armas que tiene. Quizá si un vampiro ve al niño tapado hasta la cabeza, piense que no es más que eso, una cabeza sin cuello, y pierda el interés. Lo bueno de una imaginación tan flexible, que puede dejar entrar el horror por cada insignificante resquicio, es que de igual forma puede establecer sus propias reglas para atrincherarse ante esos miedos. 

Máscaras y espejos

Las máscaras ocultan la identidad al tiempo que permiten desarrollar una nueva. Es algo complementario, aunque no necesariamente simultáneo. De hecho, mientras unos se centran en desaparecer, otros se dedican a ser lo que no son. Para los niños es todo mucho más sencillo, sólo se utilizan como una diversión liberadora y luego no es necesario seguir llevándolas.

Con este dibujo hice muchas pruebas de color. Quería algo elaborado y cuando lo acabé, pensé que quizá debiera haberme quedado en algo más sencillo.

 

Cierta necesidad de crear monstruos

Con este dibujo empezó un proyecto en el que se han ido amalgamando una serie de ideas y esbozos que empiezan a apuntar en diferentes direcciones. Si sigue así quizá se transforme en un monstruo colosal, pero por ahora seguiré recopilando hallazgos, los dejaré reposar y macerar hasta que en algún momento me decida a separar lo realmente importante.

Quizá recrear temores inventados sea un buen entrenamiento para enfrentarse luego a miedos reales. El problema es acabar creyendo en los artificios fantásticos hasta el punto de paralizarse por completo.

Rey de nada

Un niño es en esencia esperanza, aparentemente tiene infinidad de posibilidades, multitud de potenciales caminos por recorrer, quizá muchos muy poco realistas. Algunos niños más que otros, atesoran con su imaginación mundos fantásticos y proyectos imposibles. No haber olvidado todo ésto al llegar a adulto puede ser entrañable, pero ser incapaz de transformar los sueños en algo un poco más tangible es ciertamente un obstáculo nada práctico.

Pequeñas monstruosidades

Los monstruos no existen más que dentro de nosotros mismos.

Miedos infantiles

Los miedos infantiles se alimentan de la imaginación, de la creencia de que hay algo oculto en la oscuridad. Lo terrible es que de adulto se averigua que realmente no hay nada.